Hacer reír a alguien es siempre muy gratificante. Si ese alguien es un niño, no sólo es gratificante sino muy beneficioso, la risa es buena para la salud.

La risa y sus beneficios

Uno de los beneficios que tienen los niños con la risa es la capacidad de ser empáticos con las demás personas siendo capaces de ponerse en su lugar, sentir sus emociones, sueños y estados de ánimo lo que les permitirá entender mejor sus necesidades y hacer rápidamente amigos. Por otro lado aumentan su autoestima y mejoran su inteligencia ya que ser gracioso y provocar risa implica un gran esfuerzo en lo que a memoria y aumento de vocabulario se refiere. Además, aprenden mejor a salir del paso en situaciones complicadas ya que está demostrado que con sentido del humor se aguantan mejor las frustraciones y el estrés.

Pero si la risa y el sentido del humor provocan algún beneficio a destacar son los beneficios en la salud. El buen humor y la risa hacen que el sistema inmunológico se fortalezca reduciéndose, entre otras cosas las posibilidades de padecer algún tipo de alergia. La risa es una gran herramienta curativa, tanto que una gran carcajada puede provocar una sensación parecida al éxtasis. La reírnos activamos muchos músculos de nuestro cuerpo que hacen que estemos menos depresivos, menos tristes, más activos.

Existen numerosas técnicas conocidas como “risoterapia” que se basan en enseñar a la persona a reír con todo el cuerpo, por ejemplo, utilizando la danza o haciendo muecas frente a un espejo.

 La risa en los niños: La influencia de las risas de bebés

Uno de los mejores recuerdos que tienen los padres sobre sus hijos son sus primeras risas. Los bebés a lo largo de sus primeros meses de vida tienen diferentes tipos de risa. Durante el primer mes tienen lo que se conoce como “Sonrisa refleja” que no es más que un acto reflejo, el bebé no es consciente de que está sonriendo. En segundo lugar está la “Sonrisa general” que aparecerá a partir del primer mes y es cuando los bebés sonríen a todo el mundo sin distinciones. Por último, aparecerá la “Sonrisa específica” que se da a partir de los seis primeros meses y es cuando el bebé es capaz de distinguir a quién sonríe y a quién no.

Entre el cuarto y el quinto mes los bebés son capaces de reír por algo que les parezca curioso, estimulante y gracioso por lo que aquí la función de los padres es muy importante. Conviene estimular al bebé para que esa sonrisa aparezca cada vez más. Podemos hacerlo utilizando cualquier objeto o juguetes que veamos que al bebé le hace gracia, por ejemplo algún peluche que al tocarlo les parezca gracioso o incluso instrumentos musicales para bebés. Estimular su risa puede suponer que se reduzcan las hormonas del estrés, se sientan más tranquilos y duerman mejor.

Según van creciendo los niños tienden a reír menos por lo que la estimulación es necesaria. Es muy importante comprender que no sólo existe la influencia de la sonrisa del bebé en los padres sino también todo lo contrario. Los niños tienden a imitar todo lo que hacen sus padres por lo que si las personas de su entorno se ríen a menudo el niño también lo hará, obteniendo todos los beneficios que esto supone. 

“La vida es como un espejo: te sonríe si la miras sonriendo”

Anónimo