A lo largo de los años son muchas las personas que se han dejado invadir por el inmenso mundo de los puzles. En este post os voy a hablar de los numerosos beneficios que tiene realizar puzles desde que somos pequeños. Pero antes, un poco de historia.

Los orígenes de los puzzles se remontan a 1766 donde un joven aprendiz de geógrafo Real de Inglaterra decidió crear el primer puzle del mundo. Cogió uno de sus mapas de Europa y lo puso encima de una tabla de madera cortando ésta por los bordes de cada reino. De esta manera, enseñó geografía a los más pequeños de una manera sencilla y divertida. La iniciativa tuvo tanto éxito que en pocos años se pusieron a la venta puzzles infantiles  enseñando además temas como tablas matemáticas, árboles genealógicos o escenas de la biblia.

Hacia 1820 su uso dejó de ser exclusivamente didáctico para pasar a ser también un juego para adultos que tuvo un gran éxito durante el siglo XX. Los puzles que se hacían por esa época eran puzles de madera con piezas cortadas a mano lo que dificultaba su ensamblaje y, además, no se proporcionaba ninguna imagen del dibujo original como ayuda, cosa que si se hacía en los puzzles para niños. Cada pieza se cortaba siguiendo la forma del dibujo.

La época de más éxito fue durante los años 20 y 30 ya que por aquél entonces comenzaron a utilizarle otros materiales lo que hacía que el coste de los puzles fuera mucho menor.

Hoy en día, el éxito de los puzles sigue vigente. Podemos disfrutar de puzles de muchos materiales, aunque la madera sigue siendo el material más popular al ser resistente, duradero y capaz de aguantar el montaje y desmontaje de los puzles muchas veces sin dañar las uniones. Además, podemos encontrar puzles de una gran variedad de temas; paisajísticos, artísticos, culturales, educativos, etc.

Los bebés que juegan con puzles desarrollan mejor sus habilidades motoras finas, estas son las habilidades relacionadas con hacer movimientos con piezas de pequeño tamaño, como las piezas de un puzle, con precisión y habilidad. Además, desarrollan sus habilidades motoras relativas a la coordinación del ojo y la mano al coger una pieza en concreto y colocarla en el hueco correcto.

Los niños que juegan con puzles de madera didácticos y rompecabezas desarrollan mejor sus habilidades de razonamiento espacial como por ejemplo saber montar un mueble o un juguete siguiendo unas instrucciones dadas. Son capaces de prestar más atención y concentrarse más, pensando en lo que van a hacer antes de hacerlo. Aprender a organizar y sintetizar mejor la información colocando las piezas del rompecabezas en el lugar correcto teniendo en cuenta la imagen completa que se les proporciona. Desarrollan la visión espacial con las diferentes formas que se le proporcionan.

Ser capaces de conseguir acabar un puzle mejora su autoestima y los motiva a seguir aprendiendo y si todo esto se hace desde muy pequeños y de forma continuada podremos ayudar a prevenir el desarrollo de enfermedades relacionadas con la pérdida de memoria en la vejez, tales como el Alzheimer entre otras.

Hacer un puzle y rompecabeza es una actividad más que recomendable que nos aporta beneficios saludables y está al alcance de cualquier bolsillo.