A partir de los primeros seis meses de vida, uno de los objetivos de los bebés es conseguir andar solos. Se sientan, reptan, gatean, aunque no todos pasan por todas las fases. Nosotros, como padres, tenemos la obligación de facilitarles el tránsito por este aprendizaje y una de las maneras es hacerlo a través de sus juguetes. Pero, ¿cómo saber cuál es el indicado para hacerlo? En este post os vamos a hablar de juguetes que son útiles para ayudar a los bebés a mejorar su forma de andar y desarrollar sus habilidades psicomotoras y cuáles son cuestionados según la Asociación Española de Pediatría y otras fuentes. Os vamos a hablar de los correpasillos y los tacatás.

 

Correpasillos para bebés

Los correpasillos son aquellos juguetes, ya sean juguetes de madera, de hojalata o de otro material, que normalmente tienen un soporte superior con forma de volante y un asiento que les hace parecer coches y que les permite estar sentados mientras lo usan y avanzan mediante el impulso con las piernas y pies para ejercitarse además de divertirse. Suelen usarse a partir de los doce meses cuando los bebés ya andan solos y mantienen el equilibrio.

Estos juguetes tienen muchas ventajas para los bebés ya que con ellos desarrollan sus habilidades motoras al apoyar toda la planta del pie, aprenden a distribuir su peso en ambas piernas y se impulsan con ellas. Tiene ventajas ergonómicas al estar sentados en una base estable. Además, usar los correpasillos fortalece el desarrollo múscular de los brazos y las piernas, refuerzan la zona lumbar, y estimulan el control del equilibrio mejorando la coordinación mano-ojo-pie.

Pero no solo tiene beneficios a nivel físico sino también a nivel psíquico y de razonamiento. Cuando se dan cuenta de que moviendo las piernas se mueve el juguete mejora la confianza en sí mismos y su autonomía ya que podrán ir a su aire. Además de potenciar la socialización y su capacidad de razonar ya que descubrirán los conceptos de distancia, espacio, profundidad, velocidad y lateralidad.

 

Andadores para bebés

Los tacatás son juguetes compuestos por un armazón metálico, generalmente circular, con patas y ruedas que en el centro tiene un asiento ya sea de tela, lona o plástico donde va el bebé sentado.

A pesar de que es un juguete que tradicionalmente ha estado muy afianzado en nuestra sociedad, muchas asociaciones como la Asociación Española de Pediatría o la Academia Americana de Pediatría no recomiendan su uso e incluso está prohibida su venta en países como Canadá.

Muchos padres ponen a sus bebés en tacatás con la idea de ayudarlos a aprender a caminar solos y esto es un desacierto. La realidad es que los niños que usan andadores tienen mayores dificultades para aprender a caminar ya que no tienen desarrollados ciertos músculos y habilidades que se adquieren entre los seis y doce meses.

Entre los seis y doce meses los bebés deben estar en el suelo aprendiendo a gatear, aunque no todos lo hacen, a reptar, a sentarse, a levantarse, a mantenerse de pie, a caminar ayudándose de muebles, personas, etc., y a caminar solos. De esta forma ejercitan los músculos y el equilibrio que son tan necesarios para continuar con las siguientes fases de su aprendizaje.  

El uso de andadores tiene muchas desventajas para nuestros bebés tales como la tendencia a andar de puntillas ya que, al no apoyar correctamente los pies al impulsarse, desarrollan malos hábitos que pueden desencadenar en alteraciones en la musculatura de las piernas y pies y en malas posturas a la hora de andar. Además, otra desventaja importante es la pérdida de equilibrio que, como hemos comentado antes, es algo que se adquiere a partir de los seis meses.

Los andadores o tacatás son la segunda causa de accidentes en niños entre los seis y doce meses de edad según la Asociación Española de Pediatría. El riesgo de caerse por una escalera se multiplica por cuatro en niños que usan andadores respecto a los que no lo hacen, además, tienen más riesgo de sufrir caídas, quemaduras, traumatismos, fracturas, e intoxicaciones ya que con el tacatá pueden acceder a lugares a los que de otra forma no podrían y se mueven a una velocidad mucho mayor de la habitual.

 

 

Como hemos visto, los correpasillos ayudan en el desarrollo de los músculos adecuados y en el aprendizaje de posturas y habilidades beneficiosas para los bebés que están mejorando su forma de andar. Y además, mejoran el equilibrio, la orientación y les permiten ir a una velocidad que puedan afrontar para su edad.

 

“No quieras correr cuando apenas aprendes a caminar”

Anónimo